enfermedad hÉPATICA

Existen muchos tipos de enfermedades hepáticas. Algunos de los tipos más comunes se pueden tratar con cambios en la dieta y el estilo de vida, mientras que otros pueden requerir medicación de por vida para controlarlos. Si comienza el tratamiento lo suficientemente temprano, a menudo puede prevenir daños permanentes. Sin embargo, es posible que no presente síntomas en las primeras etapas. La enfermedad hepática en etapa avanzada es más complicada de tratar.

La enfermedad hepática crónica progresa en aproximadamente cuatro etapas:

• Hepatitis
• Fibrosis
• Cirrosis
• Insuficiencia hepática

Análisis de sangre

Un conjunto de pruebas de función hepática puede mostrar signos de enfermedad hepática, gravedad de la enfermedad hepática e insuficiencia hepática. Estas pruebas miden productos hepáticos como enzimas hepáticas, proteínas y niveles de bilirrubina en la sangre. Los análisis de sangre también pueden indicar inflamación, enfermedades específicas o efectos secundarios, como reducción de la coagulación sanguínea.

 Pruebas de imagen

Una ecografía abdominal, una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética (RM) pueden mostrar el tamaño, la forma y la textura del hígado. Esto puede revelar inflamación e hinchazón, crecimientos y fibrosis.

Elastógrafo

Un tipo especial de prueba de diagnóstico por imágenes llamada elastografía utiliza tecnología de ultrasonido o resonancia magnética para medir el nivel de rigidez o fibrosis en el hígado.

Biopsia de hígado

Una biopsia de hígado es un procedimiento menor para tomar una pequeña muestra de tejido del hígado para analizarla y enviarla a un patólogo.

Algunos tipos de enfermedades hepáticas tienen tratamientos médicos específicos. Por ejemplo, los antivirales tratan la hepatitis viral, mientras que los corticosteroides y los inmunosupresores tratan las enfermedades autoinmunes. Pero en muchos casos, los cambios en el estilo de vida son el tratamiento principal para la enfermedad hepática. Reducir la carga tóxica en el hígado es importante en cualquier tipo de enfermedad hepática, pero es esencial en aquellas causadas por el exceso de almacenamiento de grasa, alcohol u otras toxinas.

Sin embargo, la detección temprana es clave para tratar la enfermedad hepática de manera eficaz antes de que se produzca un daño permanente. Desafortunadamente, no todo el mundo descubre la enfermedad hepática a tiempo para revertir su evolución. Si ya tiene cirrosis o insuficiencia hepática, es posible que necesite tratamientos adicionales para complicaciones como hipertensión portal o cáncer de hígado. Es posible que su hígado no pueda recuperarse y que, en última instancia, necesite un trasplante de hígado.

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